(La marmita que LA MONA ha dejado hasta ahora descuidada empieza a rebosar;
sale una gran llama que sube por la chimenea.
LA BRUJA baja a través de la llama dando unos gritos espantosos)
LA BRUJA
Ay, ay, ay. Maldito animal, condenada puerca. Has descuidado
la caldera, has chamuscado a tu señora. Maldito animal. (Mirando
a FAUSTO y a MEFISTÓTELES.)
¿Qué ha pasado aquí?
¿Quiénes sois vosotros dos?
¿Qué es lo que queréis?
¿Quién os hizo entrar?
¡Qué el fuego del infierno
arda en vuestros huesos!
(Mete la espumadera en la marmita y empieza a salpicar con
llamas a FAUSTO, MEFISTÓTELES y a LOS ANIMALES. LOS ANIMALES aúllan.)
MEFISTÓTELES (Que le da la vuelta al soplillo que tiene en la mano y golpea las vasijas
de cristal y las ollas)
Por el suelo, por el suelo,
ahí está tu brebaje,
ahí están las vasijas.
Esto es sólo una broma,
puta vieja, es el ritmo
propio de tu melodía.
(Mientras LA BRUJA retrocede llena de horror y de espanto.) ¿Me
reconoces, esqueleto?, ¿eh, espantajo? ¿Reconoces a tu señor y
maestro? No sé que me impide golpearos y destrozaros a ti y a
tus espíritus animales. ¿Le has perdido el respeto al jubón rojo?
¿Ya no puedes reconocer a la pluma del gallo? ¿He ocultado mi
rostro? ¿Tengo que anunciarme por mi nombre?
LA BRUJA
Oh, señor, perdona este grosero saludo, pero no he visto ningún
pie de caballo. ¿Dónde están vuestros dos cuernos?
MEFISTÓTELES
Por esta vez saldrás del apuro, pues es cierto que hace mucho
tiempo que no nos vemos. También la cultura, que a todo es el
mundo barniza, se ha extendido al demonio. Ya no es posible
ver al fantasma nórdico. ¿Dónde están los cuernos, la cola y las
garras? Y en cuanto al pie, del que no puedo prescindir, sé que
me causaría cierto perjuicio entre la gente. Por ello, como algunos
hombres jóvenes, me sirvo desde hace muchos años de falsas
pantorrillas.
LA BRUJA (Bailando.)
Casi pierdo el sentido y el entendimiento. He aquí de nuevo al
noble señor Satán.
MEFISTÓTELES
Mujer, no vuelvas a repetir ese nombre.
LA BRUJA
¿Por qué? ¿qué daño os hace?
MEFISTÓTELES
Hace ya tiempo que fue escrito en el libro de las fábulas, sin que
por eso los hombres hayan mejorado. Están libres del Maligno,
pero los males han quedado. Llámame señor Barón; así queda
mejor. Soy un caballero igual que otros. Tú no dudarás de mi
sangre azul. Mira, estas son mis armas. (Hace un gesto obsceno.)
LA BRUJA (Ríe con desmesura.)
¡Ja!, ¡ja! Ese es vuestro estilo. Seguís siendo un pícaro, como
lo habéis sido siempre.
MEFISTÓTELES (A FAUSTO.)
Amigo, echa cuenta de esto; este es el modo de tratar con las
brujas.
Fausto, Goethe
No hay comentarios:
Publicar un comentario