
"Si el cielo es misericordioso, algún día borrará de mi memoria la escena que presencié y me dejará vivir mis últimos años en paz. Ahora ya no puedo dormir por la noche, y tengo que tomar narcóticos cuando truena. Aquelló salió de pronto, inesperadamente; surgió un demonio, escabulléndose como una rata de los abismos profundos e inimaginables, un jadeo infernal y un gruñido ahogado; luego, del agujero de la chimenea irrumpió una vida multitudinaria y leprosa, un flujo nauseabundo, engendro nocturno de orgánica corrupción, más devastadoramente horrenda que los más negros conjuros de locura y la morbosidad mortal. Bullía, hervía, se elevaba, borboteaba como una baba de serpientes, se contorsionaba al salir del boquete, extendiéndose como un contagio séptico, manando del sótano hacia todas las salidas...desbordándose por el bosque maldito y tenebroso para derramar en él el pavor, la locura y la muerte."
Dagón y otros cuentos macabros, H.P. Lovecraft
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